Siempre me apasionó el mundo clásico. En especial todo lo relativo a la cultura griega. Los romanos siempre me parecieron unos meros imitadores con un ejército más numeroso. Y dentro de mi fascinación por el mundo griego una de las cosas que más me ha llamado siempre la atención ha sido la mitología. ¡Qué mitología! Solo es comparable a la mitología española contemporánea. Los griegos tenían la teogonía de Hesíodo, la Ilíada y la Odisea de Homero, las obras de Eurípides, Esquilo, Sófocles y tantos otros. En España nos basta con la política.
La real academia define mito como “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.” Leyendo esta definición se me viene a la cabeza la voz de María Antonia Iglesias diciendo “Es que todos sabemos quiénes son los malos” en referencia a la derecha, o a Federico Jiménez los santos antes del primer debate entre Rajoy y Zapatero comentando “Se que Zapatero es un mentiroso, por eso todo lo que diga en el debate será mentira.” Una línea argumentativa basada en solidas razones, desde luego.
Y es que en España somos muy nuestros y siempre nos ha dado por atribuir a las personas o cosas cualidades y excelencias (o vicios) que no tienen, en definitiva, hacer de todo un mito, un cuento. Por desgracia, en los cuentos siempre hay personajes buenos y malos, sus actos se derivan siempre de su bondad o su maldad, esto es, lo que hacen lo hacen por ser buenos y malos y no al contrario, no, el ser buenos o malos no viene de los actos que hayan hecho. Es su destino, siempre serán buenos o malos, no podrán cambiar. En la política, el sistema que hemos montado es similar. Tenemos buenos y malos y todos sabemos quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Y la virtud de toda persona decente y con sentido común es la de alabar todo acto de los buenos y criticar todo acto de los malos, porque todo acto se derivara de su bondad o maldad y no de su racionalidad. Así, todo acto acometido por los buenos será bueno, por muy inconstitucional, ilegal o ilegitimo que sea y todo acto llevado a cabo por los malvados será malo, por beneficioso que resulte o racional que sea o en caso de ser un innegable acierto, no será capaz de resarcirle del resto de los malos actos que haya cometido.
La mitología española contemporánea está basada en valores absolutos, universales inamovibles que se transmiten por afinidad, de padres a hijos, de profesores a alumnos, entre los amigos… Pero nunca, o casi nunca, por razones de peso. Otro común denominador con los mitos griegos es que la política española siempre habla de tiempos pasados. Siempre hay un Franco, un Paracuellos, un Guernica, un Xavino Arana, un Ramón Berenguer IV, una república, un pueblo del norte de Europa que solo se asentó en una pequeña zona del norte de la península…Y por todo ello nosotros somos los buenos y ellos son los malos. Nosotros los héroes y ellos los villanos. Convirtiendo la política en poco más que una guerra, como la de Troya.
lunes, 29 de septiembre de 2008
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